A falta de aguas termales, una pileta de cerveza tibia. El sector del relax evoluciona a velocidad de vértigo y ya no es imprescindible un manantial de sulfuroso torrente para un completo y curativo tratamiento antiestrés.

Es posible cumplir uno de los grandes sueños de Homero Simpson: «sumergirse en una pileta de cerveza gigante».
Quiénes se han dado este tipo de baños comentan: «no es sólo el aroma a levadura de malta, sino también la sensación pegajosa y templada que rodea a tu cuerpo».
Esto es posible en la fábrica de cerveza Starkenberg (www.starkenberg.at) en Tarrenz, Austria. Y a las afueras de Salzburgo, en Franking, otra dosis corporal de cebada fermentada: «el hotel Moorhof (www.moorhof.com) ofrece un completo tratamiento basado en la cerveza desde el spa hasta la mesa».
Via: El Pais

