Los días 9, 10 y 11 de marzo en el predio de Costa Salguero se realizará la tercera edición del evento que ya se ganó un lugar en el calendario porteño.
En el calendario de eventos cerveceros, el Baires Beer Festival pugna por consolidarse como la Fiesta de Buenos Aires, a imagen y semejanza de otras capitales del mundo. No es sencilla la pelea, pero desde la empresa organizadora, Baires Entertainment, no le dan tregua a la idea. Este año la celebración tendrá lugar en el predio de Costa Salguero -los días 9, 10 y 11 de marzo-, y los pronósticos anuncian una concurrencia cercana a las 60 mil personas.
Para conocer a fondo los detalles de la organización, nada mejor que ir a las fuentes. Federico Zanettin -director de Baires Entertainment- y Axel Sangiácomo -organizador-, nos abrieron las puertas de un festival hecho a la medida del sueño de todo cervecero que se precie de tal.
«Esta es la tercera edición. Siempre se hizo en Capital y ya es un logro».
El factor convocante es la cerveza, aunque alrededor del festival haya muchas cosas más. Reunimos muchas cervecerías artesanales, algunas de las cuales van cambiando. El primer año tuvimos 12 artesanales, el segundo 16, y este año estaremos en 18. Lo que ocurre es que como el volumen de gente es tan grande, hay muchos cerveceros que no califican no por su calidad, sino por su baja producción. No puedo hacer un festival y quedarme sin cerveza el sábado a las 2 de la mañana porque me dan vuelta todo», cuenta Zanettin. Las cervezas artesanales que ya confirmaron su presencia son Stone, Buller, Bavaria, Shopron, Antares, Cassaro, Baires, Scheitler y Munster . Algunas más estan por cerrar contrato en breve.
¿Cómo definirías el espíritu de esta fiesta? ¿El objetivo es mostrar algo diferente?
FZ: Hay dos o tres factores, no hay un solo espíritu. Creemos que no puede no haber en Buenos Aires un festival con características similares a los que se hacen en todos los países del mundo, con mayor o menor importancia. Tarde se empezó, pero acá estamos. El Oktoberfest tiene como 48 años. Igual no somos lo mismo. Más allá de querer instalar la fecha, tenemos que instalar la marca, hacerla conocida y que llegue más allá del ámbito local. Debemos convocar a la gente a un lugar divertido, unidos por la cerveza, que es el factor determinante.
¿Qué tipo de gente va a la Fiesta?
¿Los que van buscan descubrir alguna sabor nuevo o sólo tomar hectolitros de cerveza?
FZ: Tenés todas las variantes. Abrimos las puertas a las 19 y cierra a las 7 de la mañana. La rotación es alta porque a lo largo de una jornada va cambiando la gente y las edades. Hay público de todo tipo. Están los que van a cenar y tomar una buena cerveza, los que saben o están investigando sobre el tema. Nosotros somos juez y comisario dentro del evento. Hacemos que todas las cervezas se vendan al mismo precio, los stands son de las mismas medidas dentro de su categoría… La idea es que el precio te ayude a que pruebes distintas cervezas y que no sea un limitante.
AS: Hace un tiempo que hay un boom de la cerveza artesanal, que está acompañada de lo que es el maridaje. Cuando empezamos con esto, la cerveza para la gente era la industrial -Quilmes, Isenbeck, Heineken-. Tal vez conocían dos cervezas artesanales por algún contacto. En el país hay 120 o 130 cervecerías artesanales y la gente no puede llegar a conocerlas a todas. Uno de los objetivos del Festival era mostrarle a la gente que hay variedad de bebidas premium que desconocía completamente, y que hay un lugar para disfrutarlas a todas. Los cerveceros muchas veces usan el evento como trampolín publicitario. Tratamos, además, de ambientar la escenografía de manera diferente. En las otras dos ediciones hicimos una ciudad cervecera, con calles, semáforos y demás. Esta vez será un bosque, porque las cervecerías artesanales están vinculadas con lo irlandés o lo alemán, y construyen sus stands con mucha madera. La idea es jugar con eso.
¿Cómo convocan a las cervecerías artesanales?
FZ: Tenemos dos maneras de encarar el evento. Una con todo lo que no tiene nada que ver con la cerveza, y otra con la cerveza propiamente dicha. Nos acercamos a través de una lista de contactos y le hacemos un presupuesto bajo, porque sin ellos no habría fiesta de la cerveza. Hablamos con todos, cara a cara. Así hagan 200 litros o 12 mil.
AS: Para los cerveceros estar en el Baires Beer Festival es acceder a un escalón mayor de donde habitualmente están. Participar del festival, salir en los afiches de la vía pública, el orgullo de que esté tu logo cerquita del de Wastainer, eso pesa. A medida que esto avanza nos ponemos más exigentes en materia de calidad también.
FZ: A los cerveceros les sirve para hacer contactos y hacerse conocer. La gente es habitué de bares y luego recuerda una marca.
¿Todos los stands tienen el mismo precio?
FZ: El precio es fijo por metro, pero la medida de los stands son diferentes. Depende de si uno produce 12 mil litros o 3 mil. Estamos viendo si agregamos un par de stands para gente que produce 1.500 litros, por ejemplo, un término menor.
¿Cuánto es el costo que debe enfrentar un cervecero artesanal para estar en el festival?
FZ: Si participás por primera vez tenés que calcular que vas a gastar entre 10 mil y 12 mil pesos. Hay una parte de ahí que no se puede amortizar en el primer año, como el valor del stand o de una choppera.
AS: Convengamos que es gente que no tiene participación en eventos de carácter masivo. Cualquier error que cometan cuesta mucha plata. Si te quedaste sin cerveza, podrías haber puesto una canilla más y vendido 500 litros extra, que en la facturación hubiera significado 5.500 pesos más. El error que cometiste por no saber te cuesta eso.
¿Los que se retiraron fue por una razón de costos?
FZ: No, fue porque esto les iba quedando grande.
AS: Las cervecerías tienen objetivos en su participación, y de 40 expositores no todos tendrán el mismo objetivo. No todos tienen la mentalidad empresarial necesaria. Están las más poderosas, que participaron desde el minuto cero en el festival y tienen el espíritu que nosotros pretendemos: dar a conocer la cerveza, hacer marca y quedarse en el mercado. Podríamos tener 40 cervezas artesanales, pero queremos evitarlo. Ponele que una cervecería hace 300 litros por mes, y ante la exigencia va y le compra a otro, a mí no me sirve. Impone una marca y a los tres meses se cansa y hace otra. En materia de calidad uno tiene una responsabilidad muy grande, sos el que le das de tomar cerveza a más de 40 mil personas.
FZ: Tenemos un reglamento que es igualdad de condiciones para todos. Mismos precios, mismas medidas en los vasos.
¿Trabajan con ACARA (Asociación de Cerveceros Artesanales de la República Argentina) en la organización?
AS: No, no tenemos nada que ver.
FZ: No, no nos suma nada. La Asociación no le genera nada a los cerveceros. No hay nada que salga de la Asociación que le sume a los cerveceros artesanales, o que hagan gestiones a nivel Estado, ni charlas. Por lo menos que yo conozca.
AS: El año pasado tuvieron un stand. El Festival tiene el componente de la cerveza multinacional, el de las minicervecerías, y en ese rubro hay otros. Nosotros somos empresarios y no nos interesa aliarnos políticamente con nadie ni discutir los intereses que ellos tengan. Tenemos las puertas abiertas para todas las personas que participen del rubro. El año pasado les armamos un stand en el museo cervecero para que estuvieran y evacuaran dudas a la gente, junto a los coleccionistas (COLCER). Nos parecía bueno eso.
¿Con qué cervecería industrial firmaron el acuerdo?
FZ: Con CASA Isenbeck, con su cerveza Isenbeck y Warstainer, que participan en las mismas condiciones que las demás, pero es el gran desagotador de cerveza dentro del festival. Los artesanales no resisten semejante demanda solos.
El año pasado organizaron la fiesta en la Rural, ahora en Costa Salguero
¿Por qué cambiaron de predio?
FZ: El lugar pasa mucho por cómo queremos encarar nosotros la fiesta a nivel escenográfico. Costa Salguero tiene los pabellones más chicos, está más dividido, entonces podemos sectorizar mejor las distintas áreas, marcarlas bien. Si el año que viene queremos algo diferente, volveremos a la Rural, haremos aire libre, no sé.
¿Y el cambio de fecha a qué se debe?
FZ: Las primeras veces lo pusimos en fin de febrero porque consideramos que ya había mucha gente de regreso en Buenos Aires. Este año, en contacto con agencias de turismo, hoteleros y demás, nos dimos cuenta de que mucha gente se va de vacaciones en la segunda quincena de febrero porque el costo no es tan alto. Marzo ya es buena fecha. Teníamos tres ideas: hacerlo el último fin de semana de marzo, en San Patricio o en los días que estamos encarando ahora -9, 10 y 11-.
El último fin de semana no nos cerraba porque la gente tiene muchos gastos, cobra su primer sueldo después de las vacaciones y se pone al día con las cuentas. En San Patricio no quisimos a raíz de una charla que mantuvimos con la Municipalidad, porque a la gente que se junta en la calle espontáneamente ellos no la pueden parar. El año pasado fue caótico y corremos el riesgo de que la gente se confunda y asocie que es lo mismo. Nosotros no necesitamos de una festividad de esas características para convocar a la gente. Así caímos en esta fecha. Ya pasaron U2 y los Rollings Stone, y mucho público de ellos coincide con nuestra fiesta.
¿Cómo serán los precios?
FZ: Las entradas anticipadas -por la empresa Ticketek- salen 20 pesos, y en la puerta 25 pesos. Además hay una promoción de Isenbeck de 15 pesos y 5 tapitas, pero también anticipadas.
¿Con cuánto tiempo de anticipación empiezan a organizar la fiesta?
FZ: Lo estás pensando todas las noches cuando te vas a dormir.
AS: En marzo termina, en abril ya tenemos los lugares vistos y desarrollados planos de todos los predios. A partir de ahí empiezan todo el tema de los costos. El evento requiere de una importante inversion de dinero. Depende de los lugares, la capacidad, cuántos stands se pueden hacer para amortizar esto.
FZ: Trabaja mucha gente alrededor de la fiesta.
¿Qué se lleva la mayor parte del gasto?
FZ: El gasto más grande es el de comunicación, por los valores que tiene. La campaña gráfica en las calles nos cuesta 700 mil pesos. Pero sobre lo que más estamos encima es sobre el rubro seguridad. El año pasado fuimos el primer evento luego de lo que ocurrió en Cromañón. Después pasaron 70 días hasta que abrió el primer boliche.
¿Les generó temor hacerlo?
AS: Nosotros ya teníamos todo comprado.
FZ: Más allá de los costos en los que ya habíamos incurrido, nosotros el primer año cumplimos las exigencias de seguridad que presentó la Municipalidad por completo. El mejor antecedente que teníamos era haber hecho el festival en las condiciones de seguridad en que hicimos el primero.
AS: Haber hecho el evento como correspondía nos sirvió mucho para organizar el segundo evento.
FZ: Y este año lo mismo, más allá de que al predio de Costa Salguero la Municipalidad le exigió muchas cosas en normas de seguridad, que ellos las cumplen y nos ayudan, toda nuestra tarea es ver que las cosas estén como corresponden.
¿Cuánta gente trabaja en la organización?
AS: Fijos, diez o doce personas. Después la cantidad de gente que arma sonido e iluminación son veinte personas más.
FZ: El año pasado, para tener una idea, contratamos 160 proveedores, de los cuales algunos trabajan independientemente y a su vez contratan otra gente. La empresa de seguridad le da trabajo a 200 personas. A su vez, lo que no pasa por nosotros, como el armado de stands o que las cervecerías elaboren más cerveza para este evento de lo que hace habitualmente en el año. La ecuación económica del festival es muy grande.
¿Cómo fue el balance del 2005?
FZ: El primer año fuimos para atrás, el segundo año fuimos para atrás, pero menos. Es un proyecto a mediano plazo. Nosotros subsistimos y le damos más manija para que se establezca, se plante y crezca el Baires Beer Festival. La Creamfield, que es una fiesta muy grande, creo que le costó 4 o 5 años afirmarse.
AS: La ecuación de los eventos grandes llevan mínimamente tres años. A partir del tercer año es donde pensamos pegar el salto como organizadores. ¿Por qué? Porque hay más marcas que confían, la gente conoce el evento, tiene ganas de participar.
¿En qué porcentaje fueron para atrás en la primera edición?
AS: Fue muy alto.
¿Eso no amedrenta para organizar futuras ediciones?
FZ: Nosotros trabajamos todo el año para esto. Nunca estuvo la duda entre hacerlo o no hacerlo, pero te replanteás millones de cosas, eso seguro.
AS: El espíritu nuestro, ligado a la comunicación, es ofrecer siempre más. Lo que tratamos de hacer es que en cada edición la gente se sorprenda. Es difícil que la gente espere lo que luego ve adentro. Siempre quedamos insatisfechos porque queremos ofrecer más cosas al público, dejarlo cautivado. La escenografía tiene que ser el doble de linda, eso quiere decir el doble de plata. Tenenos escenógrafos, arquitectos, iluminadores, paisajistas, toda es gente trabaja en el grupo de 12 personas que nombré antes.
El año pasado la parte de kermese quedó chica, este año pensamos duplicar la oferta de diversión. El objetivo que tiene que encontrar la gente para ir al festival es divertirse. Nosotros queremos que la gente sienta que está en un lugar adonde nunca estuvo ni volverá a estar fuera de ese predio. Hay tres aspectos importantes en el evento: la cerveza, el entretenimiento y el aspecto musical, la parte artística -percusión, magos, ilusionistas, teatro de altura-.
Para la calidad del evento el precio de la entrada no es caro. Dentro del predio las cosas están baratas. Un vaso de cerveza artesanal saldrá 4 pesos, si la tomás en un bar sale 8 o 10.
¿Por qué usan vasos de plástico y no chopps de vidrio como en el Oktoberfest cordobés?
FZ: por una cuestión de seguridad, así evitamos que haya vidrios tirados, por ejemplo.
El Baires Beer Festival no descuidará el sector gastronómico.
Las evaluaciones de la edición anterior les marcaron a los organizadores que en ese punto las cosas no habían salido del todo bien, por lo cual este año redoblaron la apuesta. Ya tienen acordados contratos para que haya, entre otras cosas, empanadas, hamburguesas y fiambres y quesos de primera calidad.