Quién iba a pensar alguna vez en pagar un adicional por retirar una gaseosa, agua o cerveza de una heladera. Resulta que hace años sucede y, más de una vez, hemos pagado entre 25 y 50 centavos extra por “el frío” de la bebida elegida. Algo, en esencia, insólito, pero a lo que nos acostumbramos.
Ahora, desde la Legislatura porteña planean acabar con esa práctica en la Ciudad que cobra un extra por los productos que hayan sido enfriados. En el recinto se debatirá un proyecto de ley para que los súper y los denominados “chinos” no puedan cobrar un precio especial para los productos que se mantengan dentro de heladeras.
Según detalla la iniciativa, la intención es que los supermercados y autoservicios de la Capital “abstengan de realizar cualquier diferenciación de precios entre productos que estén ubicados dentro o fuera de heladeras exhibidoras ubicadas dentro de los establecimientos y al alcance de los consumidores”.
La idea, nacida del diputado del PRO Helio Rebot, indica que algunos autoservicios “han tomado la determinación de cobrar un recargo de entre 25 y 50 centavos por el enfriamiento de cada una de las gaseosas o bebidas alcohólicas que se adquieran de las heladeras exhibidoras”.
Según el legislador, se trata de un método que “atenta contra lo determinado en el artículo 8 bis de la Ley Nacional de Defensa del Consumidor”, sobre la atención y el trato equitativo a los consumidores.
“Trato digno. Prácticas abusivas. Los proveedores deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y usuarios. Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias”, versa el artículo.
Y continúa: “No podrán ejercer sobre los consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice. Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en razones de interés general debidamente fundadas”.
El proyecto abre el debate sobre esa costumbre porteña de cobrar por servicios cuestionables y, de ser aprobado, dejaría sin efecto esta suerte de “avivada” en la que uno paga por “frío”.